jueves, 14 de junio de 2012

¡Mi primera traducción publicada!

Hoy es un día muy especial para mí. Resulta que hace un par de semanas, me apunté como traductora voluntaria para una ONG que se llama Fundación SUR, que se centra en conflictos y temas de actualidad de África. Pues bien... me acaban de comunicar que han publicado hoy el artículo de opinión que me solicitaron traducir el pasado viernes. ¡Mi primera traducción publicada! Aquí dejo el texto y el link directo al mismo; tanto para los interesados en mi primer trabajo, como para los interesados en África y más concretamente en Angola.


Link al artículo original: pinchar aquí.


Manuel Vicente de Angola: La transparencia del corrupto
 
12/06/2012 - 

La convocatoria de elecciones en Angola el 31 de agosto arroja nueva luz sobre la reciente presentación del Informe de Desempeño del Gobierno referente al primer trimestre de 2012.
Manuel Vicente, ministro de Estado para la Coordinación Económica (y anterior presidente de la compañía petrolera nacional angoleña, Sonangol), alagó profusamente los avances económicos del gobierno durante su presentación a los medios de comunicación. Hizo referencia a fábricas, escuelas y viviendas sociales construidas recientemente, así como a la inversión en infraestructura de transporte; y destacó el lanzamiento de emisoras de radio provinciales y canales de televisión regionales.

La versión del ministro puede haber llevado a observadores ocasionales a creer que Angola está disfrutando de un periodo auténtico de progreso económico y social. El crecimiento económico del país no tiene parangón, gracias ante todo al aumento de la producción de petróleo y los precios en el mercado internacional.

Sin embargo la escena que describió Vicente dejó fuera a la gran mayoría de la población de Angola, que continúa viviendo en la mayor pobreza, sin posibilidad alguna de mejorar su supervivencia cotidiana.

Además de representar una imagen de color rosa, el Informe de Desempeño del Gobierno también ha jugado el papel de instrumento de campaña. En palabras de Vicente, el informe "representa el compromiso de transparencia del gobierno angoleño bajo el liderazgo del honorable Presidente de la República, el ingeniero José Eduardo dos Santos, y es prueba inequívoca de hasta qué punto nuestra democracia está creciendo, fortaleciéndose y madurando".

El Presidente ha ocupado su cargo durante casi 33 años, sin haber sido elegido jamás por el pueblo. El país carece aún de prensa independiente y la libertad de expresión es todavía objeto de abuso, con agresiones a manifestantes contrarios al gobierno; y ahora algunos de ellos desaparecidos. El sistema judicial está bajo el férreo control del régimen, y aún se excluye a los pobres del usufructo de la riqueza nacional. No obstante el régimen está sumamente preocupado en mostrar un rostro democrático legítimo, y éste es el motivo de las próximas elecciones.

Las mentiras, sin embargo, tienen las piernas cortas; y Vicente se contradijo gravemente con respecto a la democracia y transparencia que su jefe Dos Santos supuestamente promueve.

En la rueda de prensa el periodista Cândido Mendes preguntó al ministro acerca de la investigación de EE.UU. de la operación petrolera de Cobalt International Energy en Angola, en relación con indicios de corrupción que involucraban a dirigentes angoleños. La empresa americana estableció una asociación con Nazaki Oil & Gáz, de la que Vicente es propietario, junto con los generales Manuel “Kopelipa”, Hélder Vieira Dias Júnior y Leopoldino Fragoso do Nascimento “Dino”. Este consorcio, que incluye Sonangol Pesquisa e Produção y Alper Oil, tiene dos concesiones petroleras angolanas conocidas como los Bloques 9 y 21.

Las leyes anticorrupción americanas establecen que constituye un delito pagar u ofrecer cualquier objeto de valor a dirigentes extranjeros a cambio de tratos comerciales. Cobalt obtuvo el derecho a operar en los dos bloques sin concurso público.

La respuesta de Vicente en relación a la posición del gobierno angoleño sobre dichas investigaciones fue indicativa de una actitud demasiado común: la arrogancia de un régimen acostumbrado a que la gente se arrodille ante él.

El ministro –y presunto candidato a la vicepresidencia– admitió sin vacilar que Cobalt había quebrantado las leyes anticorrupción americanas al asociarse con una empresa cuyas partes interesadas son un triunvirato de dirigentes políticos que llevan las riendas del poder económico y político de Angola. Al mismo tiempo, anunció que la empresa es libre de continuar sus negocios en Angola, "independientemente de las normas de ahí fuera". Vicente había confirmado ya ser co-propietario de Nazaki en una declaración al Financial Times. Cobalt había alegado desconocer quién era propietario de Nazaki, con la que resulta que comparte oficinas en Luanda.

Con la confianza de un hombre que se encuentra por encima de la ley, Manuel Vicente sugirió que si los negocios entre Cobalt y él y sus socios pudiesen crear más problemas, la empresa debería abandonar sus intereses en Angola. Vicente y el General Kopelipa han adoptado la misma posición anteriormente, indicando que resultaría fácil encontrar otras empresas para sustituir a Cobalt en la actual asociación.

El anterior presidente de Sonangol aprovechó la oportunidad para criticar el proceso de "diligencia debida": una investigación que normalmente tiene lugar antes de los negocios internacionales y que pretenden evitar corrupción y sobornos, revisando que los socios, proveedores y clientes extranjeros no están involucrados en actividades controvertidas o ilícitas y que no mantienen ningún vínculo con dirigentes políticos o empresas públicas.

No obstante, dicha práctica carece de sentido para Vicente: "Las personas que viene a trabajar con Angola y que se asocian con angoleños quieren a menudo, y prácticamente de forma habitual, aplicar la "diligencia debida" a los angoleños. Habría que dar la vuelta a esta tendencia. Los recursos pertenecen a Angola, y nosotros somos los que deberíamos estar aplicando "diligencia debida" a las personas que vienen aquí; no al revés."

Tanto desdén y menosprecio por el protocolo internacional apenas sorprenden en Angola. Los principales miembros del régimen de Dos Santos se han habituado al amplio entusiasmo con el que las empresas extranjeras besan su mano; incluso los gobiernos actúan de la misma forma cuando buscan oportunidades comerciales angoleñas para los operadores económicos. Como octavo mayor proveedor de petróleo a Estados Unidos, Angola se encuentra en una posición privilegiada – y no tiene escrúpulo alguno en explotarla. Los Bloques 9 y 12 prometen tales ganancias que Cobalt ha confirmado su intención de permanecer en Angola, a pesar de haber sido denunciada por Maka Angola en 2010, que expuso la corrupción en Angola.

Manuel Vicente pasó entonces de la soberbia a la falsedad, implicando indirectamente al Presidente Dos Santos al afirmar que los negocios de Cobalt con Nazaki son ilegítimos de acuerdo con la legislación angoleña: "Nosotros aquí en Angola trabajamos con la legislación angoleña. Los contratos de Cobalt han sido aprobados y permanecen en vigor. [...] Todo lo que ocurre en Angola se hace con autorización del gobierno angoleño, dentro del marco que existe aquí."

En esa contradicción reside uno de los mayores dilemas del régimen. Por un lado, quiere parecer democrático y transparente; por otro, promueve el saqueo generalizado de los recursos nacionales para el enriquecimiento desmesurado de su élite, en contravención total a la legislación del país.

La asociación entre Cobalt y Nazaki es apenas uno de los innumerables casos de corrupción flagrante de incumplimiento de la ley. En relación a Vicente, Kopelipa y Leopoldino Fragoso, el Artículo 25(1)(a) de la Ley de Probidad Pública tipifica los negocios entre bastidores como enriquecimiento ilícito por recibir un porcentaje de los negocios sobre los que tenían influencia, entre otros. Cobalt incurre en un acto de corrupción activa de oficiales angoleños de acuerdo con el Artículo 321 del Código Penal. La legislación angoleña también incorpora las convenciones de anticorrupción de la Unión Africana –Artículo 4(1)(f)– y de las Naciones Unidas –Artículo 18(a)(b)–, así como el Artículo 3(1)(f) del Protocolo de la Comunidad para el Desarrollo de África Austral Contra la Corrupción que, de forma similar, define el tráfico de influencias como acto corrupto.

En contraposición a las afirmaciones de Vicente, en Angola existe una legislación detallada y amplia que establece los límites en relación con la participación de los dirigentes políticos en actividades económicas, y las operaciones en las que dichos dirigentes estén involucrados constituyen en sí un delito. Manuel Vicente ha mentido y probablemente continuará haciéndolo, por prepotencia y sentimiento de impunidad.

No hay democracia si no se respeta la ley, por muy rosa que se pinten los informes de desempeño del gobierno. En una democracia, Vicente ya habría sido destituido – y había contratado ya a un abogado para defender su causa y responder ante los tribunales por delitos de corrupción.


¡Espero que os haya gustado!

No hay comentarios:

Publicar un comentario